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Carlos Sainz se queda fuera de combate en el Dakar tras volcar en una duna en la primera jornada de la maratón de 48 horas | Deportes | EL PAÍS

Carlos Sainz era consciente de que sucederían imprevistos en esta segunda etapa de desafío en el Rally Dakar, pero al igual que todos los competidores, confiaba en evadir la prevista carnicería. Un accidente en el kilómetro 327 de los 958 estipulados para la etapa de 48 horas, mientras abría camino a través de las dunas de Arabia Saudí, le hizo perder un valioso tiempo y gran parte de sus posibilidades de revalidar la corona de la competición. El verdadero problema no son los casi 50 minutos que ahora se encuentra por detrás en la clasificación general respecto al líder virtual de la carrera, el saudí Yazeed Al-Rhaji, sino los significativos daños que sufrió su Ford Raptor T1+ tras el vuelco.

“Evidentemente, la situación no es ni mucho menos la ideal. Hemos volcado en una duna y el vehículo se ha llevado un buen golpe. Nosotros también”, comentaba Sainz al alcanzar el penúltimo campamento nocturno previsto por la organización (km. 626), donde se apelotonaron la mayoría de los favoritos a la victoria tras una auténtica paliza en medio del desierto. Con el cronómetro congelado, los participantes harán noche en tienda de campaña, comerán raciones militares y reemprenderán la marcha cuando amanezca este lunes en tierras arábigas. Y lo más importante: solo ellos, sin ayuda de los mecánicos u otras personas, podrán trabajar para reparar sus vehículos a lo largo de la noche.

En el caso de Sainz y su copiloto Lucas Cruz, el panorama es sombrío. Salvaron la papeleta al voltear de nuevo su coche gracias al empujón de Mitch Guthrie, uno de sus compañeros de equipo, con una cuerda. Luego se dedicaron a desnudar su vehículo por la parte trasera, arrancando a pulso con sus manos los trozos de fibra de carbono destrozados por el golpe. Estuvieron parados más de 20 minutos sobre la arena, y tras reanudar la marcha el navegante barcelonés tuvo que completar el resto de los kilómetros aguantando la puerta rota. Una parada para enfriar el radiador, otra para quitar el parabrisas fragmentado, una confusión y un pinchazo añadieron a la minutada. Parte de la sangría la sufrieron ante la difícil misión de abrir vía después de perder la partida de ajedrez de la estrategia en la primera etapa. Verse enfrente del pelotón sin las huellas de las motos, una novedad de este Dakar que se estrenaba precisamente este domingo, probablemente complicó enormemente las labores de navegación rumbo al trompazo.